En Nagasaki, en Japón, pasión de los santos Pablo Miki junto con veinticinco compañeros,
Declarada una persecución contra los cristianos, ocho presbíteros o religiosos de la Compañía
de Jesús o de la Orden de los Hermanos Menores, procedentes de Europa o nacidos en Japón,
junto con diecisiete laicos, fueron apresados, duramente maltratados y, finalmente, condenados
a muerte. Todos, incluso los adolescentes, por ser cristianos fueron clavados en cruces,
manifestando su alegría por haber merecido morir como murió Cristo (1597).
El primero que llevó el anuncio de la fe cristiana a Japón fue San Francisco Javier, quien trabajó allí en de 1549 a
1551. En pocos años los cristianos llegaron a ser unos 300.000. Humanamente hablando, es doble el “secreto” que
hizo posible esta expansión: el respeto que los misioneros jesuitas tuvieron por los modos de vida y las creencias
japonesas no directamente opuestas a la enseñanza cristiana, y el empeño de insertar elementos locales en la predicación
y en la administración.
Fue catequista jesuita un joven llamado Pablo Miki, nacido entre los años 1564 y 1566, de una rica familia de
Kyoto. Quería ser sacerdote pero su ordenación fue postergada “sine die”, porque la única diócesis todavía no tenia
obispo. Además, en 1587 el emperador Toyotomi Hideyoshi, que se propuso la conquista de Corea, cambió su actitud
benévola para con los cristianos y publicó un decreto de expulsión de los misioneros extranjeros.
La orden se cumplió en parte: algunos misioneros permanecieron en el país de incógnito, y en 1593 algunos franciscanos españoles, dirigidos por Pedro Bautista, llegaron a
Japón procedentes de Filipinas y fueron bien recibidos por Hideyoshi. Pero poco después vino la ruptura definitiva, incluso por motives políticos anti-españoles y anti-occidentales.
El 9 de diciembre fueron arrestados seis franciscanos (Pedro Bautista, Martín de la Asunción, Francisco Blanco, Felipe Las Casas, Francisco de San Miguel y Gonzalo
García), tres jesuitas (Pablo Miki, Juan Soan de Gotó y Santiago Kisai) y quince laicos terciarios franciscanos, a los que se les añadieron después otros dos, que eran catequistas.
Nombre:
Pablo (Masculino)
Nacimiento:
El 1566 en la actual Japón
Muerte:
El año 1597 en Nagasaki en la actual
Japón
Celebración:
6 de febrero
Proceso:
Canonizado el año 1862 por el papa
Pío IX
Canonizada:
El año 1950 por el papa Pío XII
Después de haberles cortado el lóbulo izquierdo, los 26 fueron llevados de Meaco a Nagasaki, para exponerlos a la burla de las muchedumbres, que más bien admiraron la heroica
valentía que manifestaron sobre todo en el momento de la muerte, cuando fueron crucificados en una colina de Nagasaki el 5 de febrero de 1597. Despertaron gran conmoción
las palabras de perdón y de testimonio evangélico pronunciadas por Pablo Miki desde la cruz, y la serenidad y valentía que demostraron Luis Ibaraki (de 11 años), Antonio (de
trece) y Tomás Cosaki (de catorce), que murieron cantando el salmo: “Laudate, pueri, Dominum...”