Abanderado de la paz, consiguió acabar con el cisma de Acacio en Oriente, y en Occidente
hizo que se respetaran religiosamente por los nuevos pueblos los derechos de la Iglesia. Fue
un hombre inteligente, hábil y amante de la paz.
Originario de la Campania, era un diácono de Roma, viudo, cuyo hijo San Silverio había de ceñir
también la tiara
pontificia.
En el año 514, Hormisda fue elegido Papa. Tuvo que consagrar toda su actividad al problema
delicado y complejo
de la situación que había producido en el oriente el cisma provocado por Acacio de
Constantinopla, con el fin de
aplacar a los monofisitas.
A San Hormisda pertenece el honor de haber acabado con el cisma mediante la confesión de fe que
lleva su nombre: "La Fórmula de Hormisda". Este documento, citado todavía
por el Concilio Vaticano I, es una de las pruebas más fehacientes de la autoridad que se
atribuía al Papa en los seis primeros siglos.
Sabemos que San Hormisda fue un hombre inteligente, hábil y amante de la paz . En sus últimos
años tuvo el consuelo de ver cesar en Africa la persecución de los vándalos.