En el año 476, el usurpador Flavio Basilisco se apoderó del trono de Zenón, emperador romano de Oriente, y mandó publicar un edicto de carácter religioso rechazando el Concilio
de Calcedonia, realizado en 451, es decir, 25 años antes. En este concilio se había condenado el monofisismo. Simplicio rechazó el edicto de Zenón por considerarlo una
intromisión del poder temporal en asuntos de la Iglesia, y tomó una serie de medidas para garantizar que se enseñe y divulgue la verdadera doctrina sobre Jesucristo, contenida
en las definiciones del concilio.
Sin perder tiempo, Simplicio inició una comunicación epistolar con Acacio, obispo de Constantinopla, y con el mismo Flavio Basilisco, exhortando a ambos a mantenerse fieles
a la enseñanza heredada de los Apóstoles. “Esta misma norma de doctrina apostólica se mantiene firmemente por sus sucesores -los de Pedro-, a quien el Señor confió el cuidado
de todo el rebaño de ovejas, a quien prometió no dejarle hasta el fin de los tiempos”, escribió el Papa Simplicio el 10 enero del año 476.
URBI ET ORBI
El santo no solo miró a Oriente; en Europa Occidental se preocupó por nombrar obispos que fueran celosos guardianes de la unidad de la Iglesia, capaces de aclarar cuestiones
doctrinales. Entre sus decisiones más importantes estuvo el nombramiento de un obispo como su representante plenipotenciario. Ese fue el caso del obispo de Sevilla -también
de nombre Zenón- nombrado Vicario Papal en España para salvaguardar los intereses de la Iglesia en medio de la debacle imperial en la Península, situación que amenazaba la
unidad episcopal en ese territorio.
San Simplicio inauguró con este tipo de medidas un nuevo tipo de pontificado que habría de desarrollarse en “escenarios” sin precedentes hasta ese entonces, en los que se iban
presentando retos distintos. Es en esas circunstancias donde el Papa dio los primeros pasos marcando el derrotero para sus sucesores: la Iglesia ha de estar de cara a la sociedad
y el mundo, haciendo presente la Palabra de Dios anunciada por Jesucristo. Es la idea de que la Iglesia no se cierra sobre sí misma, sino que debe cumplir el papel de faro que
ilumina en la oscuridad y que, al mismo tiempo, acoge y vela por sus miembros santificando sus vidas.
San Simplicio Papa falleció el 10 de marzo del año 483.
Fuente: https://www.santopedia.com/
https://www.aciprensa.com/