Santos Cosme y Damián, mártires, que, según la tradición, ejercieron la medicina en Ciro, de
Augusta Eufratense (hoy Siria), no pidiendo nunca recompensa y sanando a muchos con sus
servicios gratuitos (c. s. III).
Según la tradición es son hermanos gemelos, nacidos en Arabia; estudiaron las ciencias en Siria
y llegaron a distinguirse
como médicos. Como eran auténticos cristianos, practicaban su profesión con gran habilidad pero
sin aceptar
jamás pago alguno por sus servicios. Por eso se les conoció en el oriente entre los santos
llamados colectivamente
"los sin dinero".
Vivían en Aegeae, sobre la costa de la bahía de Alejandreta, en Cilicia, donde ambos eran
distinguidos por el cariño
y el respeto de todo el pueblo a causa de los muchos beneficios que prodigaba entre la gente su
caridad y por el celo
con que practicaban la fe cristiana, ya que aprovechaban todas las oportunidades que les
brindaba su profesión para
difundirla y propagarla. En consecuencia, al comenzar la persecución, resultó imposible que
aquellos hermanos de
condición tan distinguida, pasasen desapercibidos. Fueron de los primeros en ser aprehendidos
por orden de Lisias,
el gobernador de Cilicia y, luego de haber sido sometidos a diversos tormentos, murieron
decapitados por la fe.
Conducidos sus restos a Siria, quedaron sepultados en Cirrhus, ciudad ésta que llegó a ser el
centro principal de su
culto y donde las referencias más antiguas sitúan el escenario de su martirio.
A principios del siglo V, se levantaron en Constantinopla dos grandes iglesias en honor de los
mártires. La basílica que el Papa Félix (526-530) erigió en honor de Cosme y
Damián en el Foro Romano, con hermosísimos mosaicos, fue dedicada posiblemente el 27 de
septiembre. Ese día se celebró la fiesta de Cosme y Damián hasta su traslado al 26
de septiembre en el nuevo calendario.
Los santos Cosme y Damián son nombrados en el canon de la misa y, junto con San Lucas, son los
patronos de médicos y cirujanos.