En Zaragoza, en la Hispania Tarraconense, san Braulio, obispo, que siendo amigo íntimo de
san Isidoro, colaboró con él para restaurar la disciplina eclesiástica en toda Hispania, siendo
su semejante en elocuencia y ciencia († c.651).
Fue discípulo y amigo del gran sabio San Isidro de Sevilla, al cual le ayudó mucho en la corrección y edición de sus
libros.
Al morir su hermano Juan, que era obispo de Zaragoza, el clero y los fieles lo eligieron para que lo reemplazara.
Como obispo se preocupó mucho por tratar de que el pueblo se instruyera más en la religión y por extirpar y acabar
con los errores y herejías que se habían propagado, especialmente el arrianismo, una doctrina hereje que negaba que
Jesucristo sea Dios verdadero.
Tan grande era la elocuencia de San Braulio y su capacidad para convencer a quienes le escuchaban sus sermones
que la gente decía: "Parece que cuando está hablando, es el mismo Espíritu Santo el que le va diciendo lo que él
tiene que decir".
Los obispos de España lo encargaron de las relaciones episcopales con el Papa de Roma.
En la catedral, y en el famosísimo santuario de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, pasaba varias horas cada día rezando con especial fervor.
Las gentes decían que era difícil encontrar en el país uno que fuera más sabio que él. Y en sus cartas se nota que había leído muchos autores famosos. Había estudiado muy profundamente
la S. Biblia. Y su estilo es elegante y lleno de bondad y de amabilidad. Se firmaba: "Braulio, siervo inútil de los santos de Dios".
Nombre:
Braulio (Masculino)
Nacimiento:
El 590 en Zaragoza en la actual
España
Muerte:
El año 651 en Zaragoza en la actual
España
Celebración:
26 de marzo
Los últimos años tuvo que sufrir mucho por la falta de la vista, algo que para él que era tan gran lector, era un verdadero martirio. Pero aprovechaba su ceguera para dedicarse
a rezar y meditar.
Tuvo como alumno a otro gran santo: San Eugenio, obispo.
Poco antes de morir le pareció escuchar aquellas palabras de Jesús: "Ven siervo bueno y fiel; has sido fiel en lo poco, te pondré sobre lo mucho. Entra en el gozo de tu Señor".
Y respondió entusiasmado: "Voy pronto, Señor, ya estoy listo". Y murió santamente. Era el año 651.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (San Pablo).