SAN JOSUÉ
1 DE SEPTIEMBRE
Conmemoración de san Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, que al
recibir la imposición de
manos por Moisés, fue lleno del espíritu de sabiduría, y a la muerte de
Moisés introdujo de
modo maravilloso al pueblo de Israel, cruzando el Jordán, en la tierra
de promisión (Jos, 1, 1).
Una vez conocida la muerte de Moisés, San Josué pasa a ser el capitán
que introducirá a su gente a la Tierra Prometida.
Ya era hora de poseer la tierra que Dios prometió a los israelitas al
sacarlos de Egipto. Han pasado cuarenta
años.
Es un pueblo joven el que está en las proximidades de Canán. Son los
hijos de los que el Señor sacó con mano poderosa.
Se han curtido en el desierto inhospito donde han vivido del mimo de
Dios y presenciado a diario sus grandezas.
Tienen esculpida en su alma la idea de que solo en la fidelidad a la
Alianza tienen garantía de la protección de
Dios.
San Josué es un varón pletórico de fe y casto, joven y fuerte, que
mantiene la seguridad de que será Dios quien vencerá a los poderosos
habitantes de la tierra que se les da en
posesión. Tienen que pelearla, pero solo Dios les dará la victoria.
Jericó es la plaza fuerte que les abrirá las puertas a la conquista.
Posee murallas duras y sus habitantes están aprestados a defenderla.
DE MOISES A JOSUÉ
Querido Patriarca San Josué: permítenos tener contigo un momento de
conversación. Recordar tu vida es ver al hombre que por mmás de 40 años
acompañó al pueblo hebreo
por el desierto.
Nombre:
Josué (Masculino)
Celebración:
1 de septiembre
Hombre de confianza de Moisés, por orden suya, combates contra los
amalecitas, venciéndolos. Junto con él, subes al Monte Sinaí y le
acompañas en el momento en que Dios
le entrega las Tablas de la Ley.
San Josué, elegido representante de tu tribu, junto con los otro once
representantes, exploras la tierra de Canán, dada por Dios al Pueblo
escogido. En esta ocasión, Moisés cambia
tu nombre, llamandote, en vez de Josué que significa “salvación”, Joshua
que significa “Yahvé es la salvación”.
Llegados a las colinas de Moáb, y sintiendo Moises que llegaba el final
de sus días, delante de todo el pueblo, te nombra su sucesor. A su
muerte, tomas en tus manos la conducción
del pueblo y emprendes la conquista del país de Canán, cuyo territorio
repartes equitativamente entre las doce tribus.
San Josué, tú invitas al pueblo a purificarse mediante el rito de
circuncisión y celebras solemnemente la Pascua. Ocupas Jericó y vas
hacia el centro de la Palestina, consolidando
el dominio de toda la región.
Como lo hiciera Moisés, ahora tú, Patriarca San Josué, dejas tu
testamento espiritual, una exhortación al pueblo a mantenerse siempre
fiel a Yahvé. Mueres a los 110 años y tu
biógrafo dirá: “Por todo el tiempo de la vida de Josué, Israel sirvió al
Señor”. Es el elogio más grande que podrían haber hecho a un israelita.