Autor del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles, en el que se narran los orígenes
de la vida de la Iglesia hasta la primera prisión de [San Pablo] en Roma. Su símbolo es un toro
o novillo.
De San Lucas, autor del Tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles, habla San Pablo en la
Carta a los Colosenses
definiéndolo como “Lucas , el médico querido” (Col 4, 14). Según el historiador Eusebio, había
nacido en
Antioquía de Siria, y era un gentil. Pablo, siempre en la Carta a los Colosenses, habla de sus
compañeros y nombra
primero a “los de la circuncisión”, es decir, a los judíos, sin incluir entre ellos a Lucas (Col
4, 10-11). Además, en
su Evangelio, Lucas demuestra una sensibilidad particular en lo que se refiere a la
evangelización de los gentiles.
Es él quien narra la parábola del Buen Samaritano, es él quien cita las palabras de aprecio de
Jesús por la fe de la
viuda de Sarepta, de Naamán el Sirio y del Samaritano leproso, el único que vuelve para dar las
gracias tras haber
sido curado.
AL LADO DE PABLO
No sabemos nada de las circunstancias de la conversión de Lucas, pero podemos deducir a través
de los Hechos de
los Apóstoles cuándo Lucas se une a Pablo. Hasta el capítulo 16 los Hechos están narrados en
tercera persona, y de
repente, inmediatamente después de la visión que tiene Pablo de un macedonio que le pide que
pase a Macedonia y los ayude (Hch 16, 9) pasan a la primera persona del plural:
“inmediatamente intentamos pasar a Macedonia, persuadidos de que Dios nos había llamado para
evangelizarles” (Hch 16,10). Por lo tanto, Lucas acompaña a Pablo en el año
51 a Samotracia, Neápolis y Filipos. Después se repite otro pasaje en tercera persona, lo que
nos hace pensar que Lucas no fue arrestado con Pablo e incluso que se quedara en
Filipos después que el amigo se fue. Siete años más tarde, Pablo regresa a aquella región y
Lucas, que en el capítulo 20 vuelve a narrar en primera persona, está junto a él en
Mileto, Tiro, Cesarea y Jerusalén. Cuando Pablo está en Roma cautivo, en el año 61, Lucas se
queda a su lado, como demuestran las Cartas de Pablo a Filemón y a Timoteo. Después
de que todos le abandonaran, en la fase final del cautiverio, Pablo escribe a Timoteo: “el único
que está conmigo es Lucas” (2Tm 4,11) .
Nombre:
Lucas (Masculino)
Significado:
Portador de luz, de origen Latín
Celebran:
Lucas , Luka y Lukas
Falleció:
En Beocia, en el actual Grecia
Celebración:
18 de octubre
EL EVANGELISTA DE LA MISERICORDIA
Es posible percibir la característica más original del Evangelio de Lucas gracias a los seis
milagros y a las dieciocho parábolas que no se encuentran en los demás Evangelios.
Vemos una atención particular hacia los pobres, las víctimas de injusticias, los pecadores
arrepentidos y acogidos dentro de la misericordia y el perdón de Dios: es él quien narra
de Lázaro y el rico Epulón, es él quien habla del Hijo pródigo y el Padre misericordioso que lo
recibe con los brazos abiertos, es él quien refiere de la pecadora perdonada que
lava los pies de Jesús con sus lágrimas y los seca con sus cabellos, es él quien cita las
palabras de María en el “Magnificat” cuando dice que Dios “derribó a los potentados de
sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin
nada”. (Lc 1, 52-53).
Gerardo se enamora total y absolutamente de la forma de vida que San Alfonso, el fundador de los
Redentoristas, ha previsto para los miembros de su congregación. Hace su primera
profesión como Hermano laico redentorista el 16 de julio de 1752. La etiqueta de "inútil" no le
durará mucho. Gerardo desempeña todo tipo de servicios en la comunidad:
jardinero, sacristán, sastre, portero, cocinero, carpintero y albañil. Además, sus palabras
mueven el corazón de la gente en las misiones, comprometido con el anuncio de la Buena
Noticia.
AL LADO DE MARÍA
La relación particular con María, es otra de las características principales del Evangelio de
Lucas. Gracias a él, presuntamente por el testimonio directo que le hizo María, conocemos
las palabras de la Anunciación, de la visita a Isabel y del “Magnificat”, gracias a él conocemos
detalles de la Presentación en el Templo y el retrato preciso de la angustia
de María y José, que no consiguen encontrar a su hijo de doce años. Se debe probablemente a esta
sensibilidad narrativa, descriptiva y también iconográfica, la idea de que Lucas
era pintor. Las noticias sobre su muerte son inciertas, algunas fuentes hablan de su martirio,
otras dicen que vivió hasta una edad avanzada. La tradición más antigua narra que
murió en Beocia, a los 84 años después de haberse establecido en Grecia para escribir su
Evangelio.