En Tours, de Neustria, tránsito de san Odón, abad de Cluny, que instauró la observancia monástica
según la Regla de san Benito y la disciplina de san Benito de Aniano.
San Odón se hizo muy conocido y querido por todos por ser el superior del más célebre monasterio de su tiempo,
el de Cluny, y porque tuvo bajo su dirección más de mil monjes en diversos conventos.
Debido a fuertes dolores de cabeza que el santo padeció cuando era joven, tanto él como su padre le prometieron a
Dios Celestial mejoría para la dolencia, a lo que el Padre accedió de inmediato a sanarlo de todo mal que lo aquejaba.
Un día leyó las Reglas que San Benito hizo para sus monasterios y se dio cuenta de que él estaba muy lejos de
la santidad, y entonces pidió ser admitido como monje en un convento benedictino. El año 910 fue fundado el
famoso Monasterio benedictino de Cluny (en Francia) y el fundador lo llevó como ayudante. Después de la muerte
del fundador quedó Odón como Superior del inmenso monasterio.
Al principio San Odón se dedicaba más al estudio que a la oración, pero en una visión, contempló que su alma era
como un vaso muy hermoso pero lleno de serpientes. Con esto comprendió que si no se dedicaba totalmente a la
oración y a la meditación no sería agradable a Dios, y desde entonces su vida fue un orar continuo y fervoroso y un
meditar constante en temas religiosos. Odón insistía muchísimo en que se rezaran con gran fervor los salmos y en
que se observara un gran silencio en el monasterio. Y fue formando monjes tan fervorosos que con ellos logró
fundar otros 15 monasterios más.
Murió el 19 de noviembre del año 942. Contribuyó inmensamente al resurgimiento del espíritu religioso.