MÁRTIRES AUTÉNTICOS
De acuerdo al relato de San Mateo, unos sabios venidos de Oriente advirtieron al rey Herodes del inminente nacimiento del Mesías, de quien estaba profetizado que llegaría a
ser rey de Israel. Estos sabios o “reyes magos” habían viajado desde muy lejos para adorar a aquel niño, y por eso se presentaron ante quien consideraban la máxima autoridad
de esas tierras. Herodes entonces les pidió que, después de adorar al recién nacido, regresen y le revelen dónde se hallaba para él también “ir a adorarlo”. Sin embargo, en secreto,
el rey temía que ese recién nacido llegara a quitarle el poder algún día, así que hizo planes para matarlo.
Para asegurar que el niño no sobreviva, Herodes mandó a asesinar a todos los niños menores de dos años que vivían en Belén y sus alrededores. Aquel fue el primer derramamiento
de sangre desatado a causa de Jesucristo: un crimen horrendo producto de la soberbia y la ambición desmedidas, un pecado cuyas víctimas carecían de mancha o reproche.
Por eso, la muerte de aquellos seres inocentes se convirtió en anticipo de la muerte del Salvador, víctima inocente por excelencia, porque nunca hubo mancha alguna en su
ser.
VÍCTIMAS DEL ODIO Y DE LAS PASIONES DE ESTE MUNDO
Profundiza aún más San Quodvultdeus, obispo de Cartago y Padre de la Iglesia del siglo V:
“¿Qué temes, Herodes, al oír que ha nacido un Rey? Él no ha venido para expulsarte a ti, sino para vencer al Maligno. Pero tú no entiendes estas cosas, y por ello te turbas y te
ensañas, y, para que no escape el que buscas, te muestras cruel, dando muerte a tantos niños…
… Matas el cuerpo de los niños, porque el temor te ha matado a ti el corazón. Crees que, si consigues tu propósito, podrás vivir mucho tiempo, cuando precisamente quieres
matar a la misma Vida… Los niños, sin saberlo, mueren por Cristo; los padres hacen duelo por los mártires que mueren. Cristo ha hecho dignos testigos suyos a los que todavía
no podían hablar”.
POR LAS VÍCTIMAS DEL ABORTO
En el siglo IV fue instituida la fiesta en honor de los Santos Inocentes. La tradición oriental los recuerda el 29 de diciembre, mientras que la tradición latina, los celebra el día
28.
Desde que el crimen del aborto está más extendido por el mundo y ya no existe el respeto debido a la vida por nacer, mueren a diario miles y miles de otros “inocentes”, rechazados,
invisibilizados, porque “desbaratan” o “ponen en riesgo” los cálculos humanos, o porque “no encajan” en los esquemas egoístas o individualistas de los ‘nuevos herodes’.
Recordemos y recemos en este día, de manera especial, por las víctimas del aborto y por la conversión de aquellos que se han alejado de la verdad y atropellan los derechos de
los no nacidos o de los niños en general.
¡Santos Inocentes, rogad por nosotros!
Fuente:https://www.aciprensa.com/